Estamos entonces, en condiciones de afirmar, que las diferencias de capacidades entre individuos de una misma raza, en este caso, nuestros cachorros y futuros perros, no se basa solamente en raíces genéticas, ya que es este periodo de la impronta, adquieren la base de su futuro comportamiento.
Entonces, si la mayoría de las actitudes provienen de aquellas habilidades ejercidas en situaciones vividas, y no de los dones que no se practican, podemos aprovechar esta breve etapa del cachorro, y acrecentar las habilidades propias y naturales.
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